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Parque de la cueva Grattara y excursiones en el piñar

Allí hay un pesebre que el tiempo descuida, con centenarios con cara de niño, y rocas calcáreas que lloran en una concha de piedra, donde el viento le hablaba a las mujeres silbando en la cueva, el oráculo de una Vieja inhumana…”.

Con estas palabras Marco Fragale describe Gratteri en su lírica y aquella Cueva, inspirada en la misteriosa leyenda de un cuento de hadas antiguo milenario que conserva una fuente de agua purísima. Un lugar de una belleza natural y antigua, que cautiva y enamora.

Situada a unos 300 m del poblado de Gratteri, justo en las extremas faldas del Pizzo di Pilo, a más de 1000 metros de altitud, desde donde se abraza un paisaje panorámicamente indescriptible, surge la cueva, llamada «Grattara«, cuyo nombre probablemente haya contribuido a dar el nombre del país.

Parco della Grotta Grattara ed escursioni nella pineta

Passafiume escribe al respecto «… que hay un cráter de piedra, colocado en el centro de la gruta con espléndido arte natural; esta roca tiene en la parte interior una cuenca de dieciséis pies de altura y diez de anchura, cuya cumbre está vacía como un cráter formado por el goteo perenne de las aguas«.

El acceso a la fuente está constituido por una pequeña escalera natural construida por los pies del hombre a lo largo de los milenios. En las anfracuosidades de sus cornisas exteriores, por otra parte inaccesibles, en las que crecen espontáneos el elce y el pistacho silvestre, anidan a millares las golondrinas, que con su garrulo verso, hacen más deliciosa la parada del que visita al otro en primavera.

En los meses de invierno, las ovejas que pastan en esos alrededores, encuentran a menudo refugio, especialmente cuando tira de la tramontana, mientras que en verano ofrece de beber a las bandadas de palomas que en esas rocas anidan.

Se accede desde la llanura de San Nicolás por un sendero sinuoso, pero bastante practicable que se desarrolla en serpentina en medio de un exuberante pinar, hasta el pequeño macizo llamado «lazzu di vuoi» (lecho de los bueyes) y por un pequeño tramo llano se llega a la cueva.

La cueva Grattara es parte integrante de la historia y del folklore, porque en la leyenda es la sede de la Befana («a vecchia strina«, la vieja), protagonista de un cuento de hadas antiquísimo, que cuenta que la Befana tenía su receptáculo propio en esta cueva y que en la última noche del año, evanescente e invisible, bajaba de las chimeneas a las casas de los rascadores y se llenaba las medias de regalos.

Cueva Grattara, cueva sarracena

oreja semillas ovaladas de almizcle y capelvenere

¡Abierto en la roca milenaria!

Niño, al mirarte, tuve miedo

Y vi la cueva del misterio.

Cueva Rascara, cueva sarracena

oreja semillas ovaladas de almizcle y capelvenere

¡Abierto en la roca milenaria!

Dame de nuevo esa agua que bebes
en tu pedregosa fuente

cuando en ti apagó el calor

este corazón mío sediento;

en tu fuente que como un altar

de una paganidad simple y esbelta

¡Se levanta solemne entre las estalactitas!

A la pedregosa fuente las inocentes

palomas se alternan y leen

Sacuden la sed, vuelven al azul.

En el silencio nocturno y en el misterio

las buenas hadas, en místico susurro,

purísimas palomas a pie ligero,

por las estragos descienden y desciende

en el frío enero la temblorosa

Vieja que trae regalos a los más pequeños.

En el silencio más oscuro de la noche

¡Los cuellos caen en las chimeneas!

Luego vuelve a la cueva y se esconde:

Hace frío la vieja Befana.

(G. Ganci Battaglia, Recondite Armonie, Palermo 1930)